lunes, 25 de mayo de 2009

La última "diversión" del misterio de "la Defensa"

La última "diversión" del Ministerio de "la Defensa"
HUGO PERMUY
La implosión de los partidos históricos, que ya se vislumbraba tras la anulación de la tentativa enajenadora de Ancap, ha llevado a la creación de un Estado de Derecho virtual. Con una especie de marco normativo paralelo al formalmente vigente.
Una patología que viene creciendo en progresión geométrica. Así, a modo de ejemplo, aunque no han de concederse honores sin norma legal habilitante, aquí se las han creado por acto administrativo. Solo faltó resucitar la anulada "Orden de los Tenientes de Artigas". Aquella especie de título nobiliario para el régimen de facto, radicalmente contrario a nuestro tradicional republicanismo.
Todo hace suponer que de habérsele pasado por la mente a algún historiador, que hasta suele tergiversar la denominación misma de su cargo, de su Ministerio por el "de la Defensa", habría optado por resucitarla. Al menos, aunque pronto devaluada por las repartijas a más siniestras, a favor de cualquier ultra conservador que nos visitara, contaba con el respaldo inicial que le confería su primera homenajeada. Nuestra poetisa Juana de Ibarbuoru. Juana de América.
Al fin y al cabo, si el "traidor" y "sinvergüenza" (vox pupuli, vox Dei), no respeta siquiera la denominación del cargo que ostenta, es de suponer que tampoco habría sentido mayores obstáculos para reimplantarla. Si en sus afanes, historicistas, osa compararse con un Joaquín Suárez (Presidente del Gobierno de la Defensa, que tras la Guerra Grande no le fuera con cuentas a su Madre) que es de lo que querría tratarse, lo otro habría resultado algo nimio. Ante el cúmulo de aberraciones jurídicas, éticas y hasta estéticas a las que nos tienen resignados, aquello al menos habría supuesto un homenaje más serio, consistente, para quienes se pretendiera honrar. Una distinción con algún precedente auténtico, no totalmente trucha. Un honor y no una ilegalidad.
En idéntica longitud de onda con ese infausto episodio, se han impartido las órdenes del caso para facilitar una auténtica vendetta contra un novato escritor. La constitución de un Tribunal de Honor para juzgar al autor del best seller "Recuerdos de un soldado oriental del Uruguay", por lo allí escrito y sus dichos. Habiendo discrepado con el damnificado de este atropello, sin apearme en sustancia de mis críticas hacia el Gral. (r) Pereira, no puedo menos que solidarizarme con él, para mantenerme fiel al ideario de Voltaire: "Posiblemente no esté de acuerdo con lo que tú digas, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo".
Se trata en el fondo de algo muy simple. Como bien lo expresara R. Luxemburgo, la "Libertad es libertad de los que piensan diferente". Algo que dentro de las mentes de algún que otro "converso" y/o algo "arrepentido", pero ciertamente sectarios, pareciera imposible. Sus prejuicios y preconceptos, les llevan por el camino de la Inquisición.
La censura pareciera ser, entonces, el arma disponible para tentar refutar tal o cual expresión, obviamente disgustante, pretendiendo soslayar así la rectificación o refutación de cuanto pudiere llegar a ser refutado o rectificado. Así, parafraseando a Unamuno, puede que venzan al viejo militar, retirado, pero de seguro que no convencerán a nadie. Ni siquiera los triunviros lo estarán.
Si a ese episodio, revanchista al ciento diez por ciento, se le adicionaran otros, que calláramos por vergüenza ajena, creyendo que hay un tiempo para cada cosa, el lector quedará espantado. Aquí, aunque cuesta creerlo, las fotos que motivaran las condenas de Bush y Blair, sinceras o no, no llegan siquiera a fingir. Tan repugnante registro fotográfico, que indignara a todos, ha sido objeto de bromas informáticas. He ahí el máximo avance de nuestras telecomunicaciones: hay quienes quieren aparecer como más papistas que el Papa. En los afanes diversionistas que augurara este Gobierno, se ha tomado el pelo a las violaciones a los DDHH aquí y en el mundo. Peor, imposible...
Perdón, me rectifico, supera lo inimaginable. Las burlas de enorme mal gusto, que se difundieran impunemente a ciencia y paciencia de las máximas jerarquías civiles y militares de la Secretaría de Estado "competente", con motivo de la aparición de fotos de torturas en Irak, lejos de intentar individualizar a todos los responsables, procedió, al tradicional estilo de los viejos sátrapas orientales: culpa al mensajero de las malas noticias, en vez de a los responsables de las mismas.
No cabe pues, otra cosa que recordar al Dante, en su lectura de la entrada al Infierno: "Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate". Al menos no, hasta la asunción del Gobierno electo. A cuantos repugnan esas "chanzas", como a quienes van a tener que acometer una tarea por la que en más de una ocasión nos la jugáramos, en silencio. Así pues, aunque por caminos distintos, y sin llegar a considerarle un "General de cinco estrellas", figura innecesaria dentro del republicanismo uruguayo, debo reconocer que por el solo hecho de intentar decir "su verdad", el ciudadano Pereira ha sido estrellado por sus pares, y sus personeros "civiles".
Esto solo envilece a quienes, desde el Poder, pretenden callarlo. No es este el modo de proceder, pues si algo falso hubiere dicho, sería en todo caso por esa falsedad y no por otra cosa que debiera cuestionársele. Así me cupo actuar asistiendo a un ex Ministro del ramo, cuando algún Mayor, además colega, de cuyo nombre mejor olvidarse, tomara por ciertas las infundadas infidencias del Tte. Gral. Rebollo. Demostrado que había sido inducido a error, voluntaria o involuntariamente, pues el mentiroso no era precisamente el Ministro, ni el Senador Millor pudo insistir en su embestida corporativa.
A la postre, tampoco el TCA avaló su reclamo contra el arresto dispuesto. Único hasta hoy aplicado a un militar, desde 1985 a la fecha, por hechos de obvia gravedad institucional. Por desgracia para el erario, una Corte de Justicia demasiado genuflexa, parecida a la actual, secundada por una "defensa" del Estado que temiera decir la verdad, ya entonces documentalmente descubierta, acarreó desde 1992 hasta siempre, sine die, la más costosa erogación. Un fallo fallado a favor de los retirados militares y quienes con el tiempo fueran pasando a retiro, que ­en cierto modo- duplicó los beneficios "jubilatorios" del personal militar y sus equiparados.
Quizá debiera ser esta otra "asignatura pendiente", a incorporar en la agenda del próximo Gobierno, puesto que se impone una mayor adecuación, más equitativa, entre los sistemas previsionales. *
“LA REPUBLICA”, Domingo, 19 de diciembre, 2004 - AÑO 10 - No.1690
http://www.larepublica.com.uy/editorial/163070-la-ultima-diversion-del-ministro-de-la-defensa


Fe de erratas
En el artículo del doctor Hugo Permuy, aparecido el pasado domingo 19, se tituló, por error, La última "diversión" del ministro de "la Defensa", cuando lo que correspondía era La última "diversión" del misterio "de la Defensa". Nuestras excusas al columnista y a los lectores.
http://www.larepublica.com.uy/editorial/163242-fe-de-erratas

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Dr. en Derecho y Ciencias Sociales, egresado del Instituto de Formación Técnico Profesional (OIT Turin), periodista, docente en la UDELAR y la ONSC...