miércoles, 22 de julio de 2009

TEOCRATIZACION DE LA COSA PUBLICA

NEO-TEOCRATIZACION GLOBAL DE LA RES PUBLICA






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Vivimos, por estos tiempos, la Nueva Era de una “Restauración” mil veces más pérfida que la del Congreso de Viena. Gestada en las entrañas de otra “Santa Alianza”, esta vez rodeada del mayor secretismo, sin “Congreso” alguno, entre bambalinas; aunque harto mediatizada urbi et orbi, por breves “flashes” que poco nada daban a conocer... salvo viajes, recepciones y mucho circo. Demasiado Circo... tanto que dos de sus vedettes, son heridas a manos de fanáticos solitarios, en unas de sus exhibiciones... con armas harto inapropiadas, de corto calibre. Sus actores, un peculiar trío: Reagan-Tatcher-Woytila. Los expertos tras tales tronos, fueron desde la adivina de Mrs. Reagan hasta la tenebrosa P DUE, Mons. Marzinkus, Roberto CALVI, “El banquero de Dios”, Lucio Gelli, el político-televisivo Silvio Berlusconi y la mayor quiebra de la Banca italiana y vaticana, etc. dominadas por los nuevos “cruzados silenciosos” del OPUS DEI, y el Gran Inquisidor del Siglo XX, Cardenal Ratzinger. Los tiempos han cambiado, pues los torquemadas de antaño, no habrían reparado en mandar a la hoguera, al menos a la adivina... Nos ha tocado vivir, pues, en gracia o desgracia el irracionalismo y misticismo de un “Milenarismo” en que, como viera Discepolín, van mezclados “... don Bosco y la Mignon,... Carnera y San Martín. Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remache ves llorar la Biblia junto a un calefón”.
Hablar de esta teocratización del poder politico por los talibanes de Occidente, que también existen (y han financiado a todos los Osamas del orbe), es tema espinoso y hasta peligroso por doquier. Baste recordar que se inicia con el último envenenamiento de un Sumo Pontífice: el de Juan Pablo I, tras apenas 33 días de reinado... en medio de uno de los mayores escándalos financieros del Siglo XX; cuando todo indica que el flamante pontífice se aprestaba a apretar muchas tuercas flojas. Todo salpicado con cuantiosas quiebras, negociados y malversaciones de fondos, en el mundo... y también aquí. Con mucha incidencia aquí, en “la City” de Montevideo, gracias a la “revolucionaria” infraestructura económica del Uruguay “Plaza Financiera”. La “Patria Financiera” de la Dictadura cívico-militar, nada alejada de algunos –por cierto- de los más sectarios cruzados: OPUS DEI, TFP, MOOM, etc. Una infraestructura económica que, como enseñara Marx, ha determinado lamentables cambios en la tradicional superestructura cultural del Uruguay profundo, que a pesar de tantos embates pervive.
La tentativa de reinstauración de una dependencia pública con competencias en ASUNTOS RELIGIOSOS, demostrará –en las elecciones de este año- cuanto vigor mantiene o ha perdido... el “Uruguay Batllista”, laico, pluralista... Ha aparecido como si nos rigiera la Constitución de 1830 y, todavía, pudiéramos aún trascenderla, prescindiendo del legado librepensador de Artigas en sus Instrucciones de 1813, también en eso de promover “...la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable”.
Es hora de comenzar a tratar de abordar esta neo-teocratización antes que sea demasiado tarde, pues –quiera vérselo o no- ponen en grave peligro a la democracia republicana... Aunque sepamos fuera la “razón” por la cual la democrática Atenas condenara a Sócrates, a beber la cicuta. La furia de los talibanes de siempre, de antes y ahora, de oriente u occidente, siempre ha sido ilimitada. Que nadie se engañe: en sus embates, les sigue guiando ese “militarismo fanático” de un Simón de Montfort, quien al frente del nutrido Ejército cruzado sitió, atacó y exterminó a la casi totalidad de una ciudad cristiana, no mora; la de Béziers, al Sur de Francia. ¡Vaya coincidencia, pues fue convocada por “INOCENCIO” III en 1209, hace exactamente ocho siglos... y las acciones castrenses comenzaron un 21 de julio del año!
Al fiel militar, a pesar de su total e incondicional sometimiento a la amoral excusa de la “obediencia debida”, igualmente se le presentó la pecaminosa duda, hoy se diría: cartesiana. ¿Acaso debía “MATAR A TODOS”?... como en el reciente film ilustrativo del operativo post-dictatorial del Plan Cóndor; que aún resiste en las entrañas de nuestros gobiernos de iure.“¿Cómo discernir (a católicos) en medio de los herejes?” El legado papal, inquisidor y enemigo fanático de los cristianos albigenses despachó tan incómoda duda, con genial respuesta teológica: “¡Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos!”. Una “religiosidad” tan poco coherente con el cristianismo, sacrílega y hasta blasfema, como el slogan militarista contemporáneo de la “Justicia Infinita” de Bush Jr.
En contraposición a esas corrientes teocráticas, a partir de los albores del renacimiento en más, Occidente marchó en pos de la recuperación del humanismo, del racionalismo de la Antigüedad, lo superó y hasta acuñó la “Utopía”, de Santo Tomas Moro. Fueron siglos de luchas intelectuales, académicas, universitarias... pero también fraticidas; que costaron mucha sangre, excomuniones y tormentos, hasta poder debilitar a la Teocracia heredada de Constantino y Trento. La antítesis del primitivo cristianismo, comunitario, en donde se viviera “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Nada que ver, por cierto, a tantas “donaciones” hechas a sectas dominadas por quienes las manejan, para propósitos totalmente sectarios, nada fraternales: Elusión o evasión fiscal, lavado de dineros mal habidos, etc... Cosas en la que aquí nadie osa preguntarse nada, aunque en la creyente pero pluralista República del Norte, se persigue con una implacabilidad digna de elogio. Libertad religiosa si, y como en ninguna otra nación, pero no-libertinaje... Basta mencionar –para ejemplificar lo dicho- sus condenas al Rv. Yong Myong Moon por sus evasiones impositivas (quien cambió su nombre a Sun Myung Moon y es llamado por sus acólitos “Padre verdadero”); las investigaciones parlamentarias contra el Templo del Pueblo del Rv. Jim Jones; las acciones coactivas contra los davidianos de David Koresh Yaweh (otro que se cambiara el nombre, pues se llamaba realmente Vernon Wayne Howele), más conocido como el caso WACO, etc.
Una digresión: llama la atención la reiteración dada en fundadores de sectas, por cambiarse de nombre. Así se dio en el caso del fundador de la secta MOOM, en el de los davidianos, lo mismo que en el fundador del OPUS DEI... Obsérvese, además, la manía de los sectarios fundadores, de hacerse llamar “El Padre”; algo corrosivo de la patria potestad de las familias legítimas, a la que dicen defender; blasfema, por si fuera poco, por ponerse en lugar del mismísimo creador, “Dios padre”.
Vivimos tiempos en que vienen resurgiendo aspectos consuetudinarios absolutistas, formalmente abolidos con el “ancièn regime”, que insisten en creerse mensajeros cuando no encarnaciones de la divinidad misma. De ahí, a la locura de encarnar a la Soberanía misma, hay un paso...
El racconto viene al caso, pues entre las propuestas electorales ahora aparecidas, en un Uruguay que sigue creyéndose tan laico como antaño, resurgen versiones encontradas de EL PODER y LA RELIGIÓN, del DEMOS y TEO.





-II-






Recapitulemos, para apreciar los peligros a los que estará expuesta la Republica. AQUÍ SE ENFRENTAN DOS VIEJAS MODALIDADES DE HACER POLÍTICA Y DE CATOLICISMOS:
- La UNA, ultramontana, históricamente surgida de la cínica y pragmática “revelación” que dijera tener el emperador Constantino (quien a pesar de todo, no se bautizara hasta agonizar... Esa que terminó –a la postre, a partir del Siglo IV- sumiendo al Imperio, en el largo oscurantismo medieval. Idéntica a la que en Uruguay, quedara perfectamente definida por el ex Ministro de Salud del candidato Lacalle, catedrático de derecho administrativo Carlos Delpiazzo: “Ser gobernante y católico no pueden ser cosas separables”. Lo explica así: “Cuando le tocó ocupar una función pública recordó las enseñanzas del fundador del OPUS DEI sobre lo absurdo de dejar de ser católico al ejercer el trabajo, como quien deja un sombrero en la puerta”(op: "San Josemaría y los uruguayos", año 2002).
El breve responsable de la Salud Pública uruguaya, que no bien asumiera levantara las campañas preventivas del VIH, que aconsejaran la utilización de condones... se fundamento en sus convicciones católicas. Un lamentable espectáculo, que por entonces volviera a hacernos famosos en el mundo. No por el fútbol, ni nuestro constitucionalismo, etc., sino por retrógrados e intolerantes, tal cual se hiciera eco la prensa mundial.
El sustractum de esa cosmovisión, es la que ha resurgido proponiendo, nada más ni nada menos, que la creación de una nueva OFICINA; con competencias en “ASUNTOS RELIGIOSOS”. Poco nada se sabe de esa tarda propuesta. Sólo que estaría en la órbita del Ministerio de Educación y Cultura. Si a esto le sumamos la oposición a la despenalización del aborto (incluso en casos de violaciones... ya despenalizadas desde los 30, como promocionara un reciente spot publicitario del Partido Nacional), por motivaciones obviamente “teológicas”... estos “programas”, unidos a una serie de precedentes recientes que ya resquebrajaran el tradicional laicismo de la República, no caben dudar que todo esto debiera ser objeto del más cuidadoso análisis y debate.
Si soy presidente –anunció el candidato conservador Lacalle- Es necesario tener una Oficina de Asuntos Religiosos (en el MEC) sin que esto implique que el Estado varíe en nada la bendita separación de la Iglesia del Estado que también le hizo a la Iglesia y al Estado. Creo que –agregó, aludiendo a la religión- es una fuerza, sin violentar la laicidad del Estado, positiva, que a veces no tiene una referencia concreta... (La Republica, 28/5/09.
La sola manifestación de tales dichos, en una campaña electoral, evidencia que el país se halla a años luz del otrora tan injustamente denostado “Uruguay batllista”, laico, pluralista... prácticamente neutral, desde 1919, en materia religiosa. Una separación, que resultó mutuamente benéfica; aunque no, por cierto, “bendita” por la Curia de entonces... La sola idea de algo parecido a un “Ministerio de Culto”, como en Argentina, debiera espantarnos a todos. Al menos a casi todos los “orientales”, fueren cuales fueran nuestras creencias, que persistimos en sentirnos orgullosos de los valores tradicionales del Uruguay y de sus constantes en las sucesivas Constituciones del siglo XX ¿Qué tiene que hacer un Estado como el nuestro, con un siglo de separación de la Iglesia, metido a ordenar, regular, controlar o fiscalizar a acólitos y sacerdotes, ministros, pastores o como quieran darse en llamar los oficiantes? No juguemos también al avestruz en materia tan delicada: el espíritu de la Constitución misma; amenazada por algún ignoto futuro proyecto de Ley o simple Decreto, de un Lacalle eventualmente reelecto.
Una dependencia pública, tenga el rango que tenga, regula, controla, fiscaliza... o –cuando no también- malgasta fondos del Erario. Y peor todavía, una dedicada a “ASUNTOS RELIGIOSOS”, que probablemente, termine distrayendo cuantiosos recursos públicos, para tal o cual creencia. Idea ya insinuada por De Posadas, desde su tradicional conservadurismo ultraneoliberal, anunciando la entrega de fondos dispensados por el Ministerio de Desarrollo Social, etc., a favor de las obras sociales privadas. Como “la solución” ante fallas “burrokráticas”, algunas reales pero las más imaginarias de su nada desinteresada adoración al “Mercado”. Un cierto y determinado “Mercado”, que ya cuenta con partida de defunción... urbi et orbi; aunque en el “paisito” (una barriada dentro de un mundo de 6.000 millones) se persista en querer mantener sus secretismos bancario-financieros, narcolavados, sociedades de papel etc. La Gran Tintorería del “Proceso” se nos ha agotado... moleste a quien moleste.

- La OTRA, tanto o más católica pero liberal, tolerante, quedó magistralmente resumida por JFK. Un referente que, tras la elección de OBAMA, ha vuelto a marcar rumbos dentro de la principal potencia mundial... cual si se tratara del resurgimiento de la mítica “Camelot”.
Como recuerda SORENSEN, “la prensa intelectual, las revistas y periódicos llamados de opinión, tenía en conjunto sus dudas sobre las credenciales de Kennedy en cuanto a liberalismo y religión”. No obstante, Kennedy tuvo siempre las ideas claras y ello le permitió superar la dificultad que implicaba su profesión religiosa. “En Boston tenemos un viejo proverbio –solía decir– en el sentido de que vamos a buscar nuestra religión a Roma, y nuestra política la organizamos en casa”. Nunca mostró especial atención a la jerarquía de su fe y siempre defendió la separación entre la Iglesia y el Estado. “No hay ninguna inconsistencia en ser un buen católico –escribió un año antes de ser presidente– y a la vez creer en la separación de la Iglesia y el Estado, sino más bien lo contrario”. “Kennedy se defendía a sí mismo y citaba sus puntos de vista y su cualificación para el puesto, pidiendo de paso a algún obispo –el cardenal Cushing– que no le defendiese. Y es que, a veces, los obispos están mejor callados”.
"Al contrario de lo que los periódicos señalan, yo no soy el candidato católico a Presidente. Soy el candidato del Partido Demócrata a Presidente, que resulta que también es católico. No hablo por mi Iglesia en temas públicos - y la Iglesia no habla por mí. [...] Pero si alguna vez llegara el tiempo -y yo no creo que tal conflicto sea remotamente posible- cuando el cargo requiera o que viole mi conciencia o que viole el interés nacional, entonces renunciaré al cargo; y espero que cualquier servidor público cuerdo haga lo mismo
”. Por desgracia, en el Uruguay laico, esa “remota posibilidad” que previera JFK, se ha dado varias veces: erigiendo uno de los primeros monumentos a Juan Pablo II vivo; con dos inconstitucionales amenazas de vetos presidenciales a los debates parlamentarios sobre despenalización parcial del aborto, quebrantando el principio de División de Poderes de Montesquieu y hasta con públicos pedidos –también presidenciales- de oraciones al pleno del episcopado nacional. Aquella “remota posibilidad” volvería a planteársenos, trágicamente, si la descabellada y extranjerizada “OFICINA DE ASUNTOS RELIGIOSOS” llegare a crearse, no bien tuviere que designarse a sus directivos: ¿Quién estaría constitucionalmente capacitado para dirigirla, neutralmente, fuera de una República teocrática: un católico, un protestante, un judío, un musulmán... un budista? Y por qué no, un agnóstico o un ateo... El conflicto resultaría inevitable e inminente.
En cambio, JFK sostenía, fiel al pensamiento de Thomas Jefferson : "Creo en una América en la cual la separación de la Iglesia y el Estado sea absoluta; en la que ningún prelado católico llegue a decir al presidente, si se da la circunstancia de que éste sea de su misma fe, cómo debe actuar; en la que ningún ministro protestante ordene a sus feligreses cómo tienen que votar; donde ninguna confesión religiosa o escuela parroquial reciba preferencia o fondos por parte de los poderes públicos. Una América que oficialmente no sea católica, protestante ni judía. Donde ningún funcionario público pida o acepte instrucciones sobre su labor política por parte de un órgano eclesiástico... ”


-III-
En una democracia republicana, moderna, no cabe sino seguir el pensamiento de Jefferson, en materias de libertad religiosa y de libertad de conciencia. Trátase de dos aspectos que involucran“un derecho fundamental que se refiere a la opción de cada ser humano de elegir libremente su religión, de no elegir ninguna (irreligión), o de no creer o validar la existencia de un Dios (ateísmo y agnosticismo) y poder ejercer dicha creencia públicamente, sin ser víctima de opresión, discriminación o intento de cambiarla”... pensamiento constituyente norteamericano, que como sabemos nutriera al artiguismo... y la casi totalidad del pensamiento uruguayo.
Como colofón de tanto fanatismo, cabría citar la reciente negativa de la soberana Ciudad Estado del Vaticano, para que la católica Caroline Kennedy (hija del malogrado presidente John F. Kennedy, el único presidente católico en la historia de EEUU), fuera embajadora de Mr. Obama ante la Santa Sede. Motivos: 1º sus discrepancias con la penalización del aborto y 2º su oposición a las medievales negativas vaticanas, a las investigaciones con células madre. Otra decisión tragicómica de Benedicto XVI, si se toma en cuenta que el llamado ‘Directorio Oficial Católico’ (basado en datos recogidos por las diócesis, que revelara que 68 millones de norteamericanos, el 22% de la población de EEUU profesa la religión católica), es más conocido como “Directorio Kennedy”.
Todo esto ha de preocupar tanto, que concluiré –como lo hiciera en La Republica del 10/4/05 citando al más santo (y también mártir) de los hombres del Siglo XX: "La mayoría de los hombres religiosos con que me encontré son políticos disfrazados de religiosidad. En cambio yo que parezco disfrazado de político, soy un hombre íntimamente religioso". Valga la cita, ante tantas santificaciones muy mediáticas, devaluadas, muchas harto dudosas, otras vindicativas por la Guerra Civil española, etc.





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Dr. en Derecho y Ciencias Sociales, egresado del Instituto de Formación Técnico Profesional (OIT Turin), periodista, docente en la UDELAR y la ONSC...